"Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más".

Antonio Machado

9.4.12

R (Revelaciones de casa y del tiempo)

Si hoy me preguntan, ¿dónde te gustaría estar: donde estás o en tu casa?, tengo que aceptar que aún escogería mi casa. Por mucho. Por siempre. Creo que no importa que tanto tiempo pase, siempre me voy a sentir mejor en ese ambiente de comodidad, de cariño y de protección.

¿Qué ha cambiado en mi, entonces? Es muy simple y raro, pero a pesar de que aún escogería mi casa, el cambio es que ya no lo necesito. Lo quiero, eso que ni que, pero ya no es esa necesidad desesperada de que si no estoy me muero.

Mi mamá me dijo muchas veces que el cuerpo solito se adapta a las cosas. Que sanar del alma es lo mismo que sanar del cuerpo, que es un proceso natural. Y después de tantas cosas, tengo que aceptar que le creo. Sané sola después de sentir que me moría de soledad y fue sólo el tiempo quien me llevó a esa revelación.

Mentiría si digo que no soy feliz. Me gusta lo que hago, lo disfruto enormemente y saboreo cada clase, consejo y aprendizaje. La gente a la que llamo "amigo" es maravillosa y me hace feliz. El pueblo… ese sigue siendo un pueblo, pero ¿qué más da? Es bonito y natural. Y se puede respirar y eso me trae una paz interior que pocas veces he sentido. Cosas tan simples como caminar por el campus y ver ardillas y tirarme al pasto y leer entre las flores se volvieron mis placeres cotidianos, á la Amelie. Los que me hacen poner un pie delante del otro cada que camino.

A veces siento que la monotonía me aplasta. Siempre al mismo lugar, siempre el mismo café, al mismo cine, la misma gente. Y lo que me molesta es no poder cambiar porque de verdad no hay más. A menos que maneje con mi carro inexistente a otro pueblo o ciudad, no hay forma. No queda más que adaptarse a la misma rutina, a pesar de que en ocasiones es lo que más pesa.

Y bueno, siempre está el extrañar. A mamá, a papá, a la mejor amiga montrealense. A la gente que necesito todos los días. Me repito a mi misma que ahí los tengo, guardaditos en mi y en mi teléfono y que cada que los necesite puedo oír sus voces y calmar mi desesperación. Pero falta el abrazo, el beso y la risa. El verlos y verme con ellos y la confianza que eso me da.

Siempre va a haber falta de ello, así este aquí o allá o más lejos. Pero poco a poco he ido construyendo mi casa lejos de casa, y con el tiempo espero sentirla más mía de lo que la siento hoy.

7.11.11

¿Q?

Te veo de lejos pero no me atrevo a acercarme. Me intimida no sólo tu físico atractivo, tus tatuajes o tus ojos, sino tu intelecto hambriento y tu talento a punto de estallar. No me queda más que qudarme sentada, escuchándote cantar o recitar líneas de alguna composición tuya, mientras envidio cada palabra que sale de tu boca.

Pocas veces he deseado tanto a alguien. No es sólo un deseo carnal; no es que me baste solamente coger contigo. Es un "brain fuck", no encuentro otra forma de describirlo. Las pocas veces que hemos hablado se han quedado muy grabadas en mi mente. Te conozco poco y aún así te he contado cosas que no sabe mucha gente cercana a mi. Siendo honesta, me inspiras. No eres Calíope, Euterpe o Terpsícore, no lleguemos a tanto. Pero me encanta lo que dices y haces, lo que eres y representas.

Eres mucho de lo que no me atreví a ser. Soy muy cobarde por naturaleza, pienso mucho de más y siempre me falta dar ese pedacito extra. Tú no. Tú llegas y agarras el mundo y te lo comes de una mordida, siempre quedándote con hambre de ver otros planetas. Y eso es lo que me encanta de ti.

Me da gusto que estés lejos, muy lejos, porque si te tuviera cerca sé que correría el riesgo de quererte y no desearte. Es más fácil así.

7.10.11

P

¿Por qué?

Buena pregunta. Me la hago constantemente y con un gran número de variaciones distintas.

¿Por qué fueron años?

¿Por qué seguir, si a veces me dolía?

¿Por qué no me apreciaste?

¿Por qué no me cuidaste mejor?

¿Por qué (seamos honestos), te valió madres?

¿Por qué te tengo tanto rencor?

Y la más importante de todas, ¿por qué te sigo escribiendo? ¿Por qué?

11.9.11

O

Vuelvo a inaugurar mi blog (después de más de cinco meses de no escribir) con algo más personal que de costumbre. Siguiendo con el abecedario que VOY a terminar, al menos antes de que se acabe este año, hoy toca hablar de olvidos.


Día a día me pregunto sutilmente si ya me olvidé de ti. No es un pensamiento que me carcoma por dentro ni que me impida vivir. Es simplemente una pregunta que surge en momentos de nostalgia. Un pensamiento que sale cuando me da por invocar el pasado, y al traer de pronto ese ayer a hoy es cuando sales tú.

Creo firmemente que si olvidarte fuera un camino, ya voy a más de la mitad. Mi verano me ayudó a dar pasos agigantados en ese proceso de sanación largo y tortuoso. Necesitaba un lugar nuevo, vibrante, que no me hiciera pensar en ti y que me abriera puertas a otras experiencias y personas. Y eso fue justo lo que tuve por dos meses: una oportunidad de descubrir una parte de mí que no conocía. La parte que puede seguir adelante sin que tú seas parte de ella.

Y finalmente, después de años, ya no somos nada. Ahora si ya no queda la más mínima duda al respecto. Ya no nos andamos con estupideces de "estamos pero al mismo tiempo no". Ahora sí ya no sé nada de ti ni espero saberlo. Este último rato en que me llegaban tus correos era como si estuvieras echandole más sal a las heridas que yo necesitaba desesperadamente cerrar. Y fue finalmente eso lo que me hizo, después de años, tener el valor suficiente para decirte que ya no te quiero más. Que ya no te necesito, que mi vida sin ti sigue siendo vida, que soy más fuerte de lo que creí y que me puedo valer por mi solita. Y lo más importante: que soy feliz. Muy feliz, más de lo que había sido en bastante tiempo contigo. El no necesitarte más me hizo empezar mi vida de nuevo. Una vida que es más independiente que antes. Ya por fin puedo vivir en Indiana sin estar pegada al teléfono esperando que me llames, o enfrente de la computadora viendo a quien le escribes, esperando lentamente que me lastimes otra vez
.


Sí, hasta en el amor cualquier invierno pasa.

9.4.11

N

Odio las matemáticas.

Mucho.

Los números y yo somos como agua y aceite desde que tengo memoria (excepto tal vez en kinder… creo que contar cuadritos y figuritas todavía no era tortuoso para mí). No sé cual fue el momento exacto en que regresé de la escuela y dije "Al carajo con esto, odio odio odio las matemáticas" porque llevo tanto tiempo sintiéndome así que mi recuerdo de ese instante esta fuzzy.

Hay muchas teorías de porque detesto las mates:

1. Nunca he tenido un buen maestro de matemáticas.
No sé que tan cierto puede ser, ya que he tenido de verdad una cantidad bestial de profes de mate, todos con métodos e ideas distintas. Y nunca me pasó con otras materias. Toda mi secundaria tuve maestros terribles (TE-RRI-BLES, en serio no exagero) de literatura, y eso no impidió que fuera mi materia favorita por mucho tiempo. En prepa, tuve 2 semestres a Paty como maestra de historia y eso no quitó mi interés por la materia (tal vez mi entusiasmo por ir a clase si… pero era Paty). El punto de todo esto es que no creo que sean los maestros la causa de mi aberración a los números, pero aún así es una teoría algo factible.

2. No le invierto sufuciente tiempo / No pido ayuda / Soy una huevona
Falso y cierto. Si le he llegado a invertir mucho tiempo a las tareas (en especial ahorita en la universidad), si he ido a asesorías, grupos de estudio y con profesores particulares y si, soy una huevona, pero de verdad me he llegado a esforzar en ello. Hubo veces en prepa que de verdad salía de clase semi-llorando porque me sentía idiota por no entender lo que los demás si, y por más asesorías que tomara con el buen polaco, de verdad todo era igual o peor.

3. Simple y sencillamente no se me da ni se me dará nunca.
Probablemente la mejor opción, a pesar de que no tiene causa aparente. Hay cosas para los que somos buenas y otras para lo que no. Tengo buena memoria pero no sirvo para jugar volleyball, por ejemplo (o cualquier deporte, en caso de que a alguien le interese). Matemáticas es probablemente una materia con la que voy a seguir luchando el resto de mi vida, simplemente porque no soy buena en eso.

A pesar de todo esto, a los números y a mi nos queda un largo camino por recorrer. Al mal tiempo, buena cara. Llegara pronto el día en que nos digamos adiós.

7.4.11

M

Todos los que me conocen bien saben que tengo una obsesión medio intensa con la mitología griega (misma que me llevó a muchas discusiones con mi ex-profesora de literatura en segundo semestre). La forma en la que empezó este gusto por los griegos no fue nada meramente profundo ni life changing. De hecho, fue gracias a Disney (risas aquí, porfavor). Vi la película de Hércules y me encantó (hasta el día de hoy sigue estando en mi top 5 de películas animadas infantiles favoritas), y fue ahí donde me entró el gusanito de la curiosidad. Quienes eran Zeus y Hera, si Filoctetes esto o Hades aquello. En serio los personajes maracaron mucho mi niñez y el inicio de este interés que hasta el día de hoy se mantiene firme.

¿Qué me gusta tanto de los griegos y su mitología? Buena pregunta. Me encantan las explicaciones medio fumadas y poéticas que le dan a varios fenómenos naturales que nosotros vemos como cosas muy banales o sin chiste (como surgieron el girasol, el eco, los arcoiris o las estaciones), y también como sus dioses son lo más humano y maravilloso de este mundo. Tienen miles de fallas, se dejan llevar por sus instintos, por sus deseos y la riegan constantemente. Me encanta como en catecismo te enseñan (al menos a mí) una y otra vez como Dios creó al hombre a su imagen y semejanza y en los griegos es exactamente el opuesto: ellos crearon a sus dioses a la imagen precisa de los humanos.

Los griegos fueron una civilización con creencias muy pasionales acerca de la vida y la muerte. La forma en la que presentan el "afterlife" siempre me ha fascinado. La idea de que te entierran con una moneda debajo de la lengua para que le pagues a Caronte, el barquero, o que exista un perro de tres cabezas cuidando la entrada, y que tu alma sea juzgada para ser mandada al lugar de los castigos, los campos gamonales o el Elíseo es impactante. Me emociona poder ver todo lo que creían, todo lo que sabían desde hace millones de años, y lo mucho que las siguientes civilizaciones se basaron en ellos.

He sido muy afortunada en la vida, y he tenido la oportunidad de conocer landmarks históricos y lugares increíbles. Sin embargo, sé que ir a Grecia va a ser un breakthrough en mi vida. No dudo que cuando vea el Partnenón por primera vez, se me va a salir una lagrimita de emoción por todo lo que representa para mí.